Debo confesar que no he terminado de leer el libro. Kindle marca el 52% leído, pero aún asó me siento capaz ya de emitir una opinión, porque el libro es repetitivo hasta el cansancio.
En más de la mitad del libro, cuando la historia debería comenzar al menos a desarrollarse, el Talmud de Viena se ha menciona una sola vez.
Positivamente, el libro es rico en personajes e historias, que se van entrelazando como la vida misma. Así que la historia tiene lugar en muchas ciudades, en Viena, en Berlín, en Linz, en Tel Aviv, en Tesalónica. Pero para mí, el autor no logra captar la esencia de los lugares. Ajá, la cultural y refinada Viena, Tesalónica de burros y carretas, pero más allá de eso, no sabemos qué hace la gente, qué come, cómo se divierte. De Austria y Alemania viene imágenes a mi mente de las chorrocientas mil películas de la Segunda Guerra Mundial, veo peinados, abrigos, zapatos, moledoras de café, muebles de madera, edificios Bauhaus y más, pero de Tesalónica… he tratado de hacer imágenes en mi mente pero tengo muy pocas referencias.
El libro parece propaganda. Propaganda estilo nazi de la que tanto se queja la historia misma del libro. Los personajes principales claro, son judíos sufridos hasta decir basta, o personajes ilustres que se sienten muy alemanes o arios pero tienen a un ilustre judío es su pasado que es ilustre pues y hay que recuperar. Los personajes no judíos por su parte, se dan cuenta que sus colaboradores judíos trabajadores, serios, dedicados, o sea, una madeja de virtudes pues.
Al autor se le olvida mencionar, que en el caso de Tesalónica por ejemplo, considerada la Jerusalén de los Balcanes y una ciudad única por su mayoría de población judía hasta comienzos del siglo XX, el éxito de ésta eran las leyes otomanas que permitían las multinacionalidades. Como lo menciona el libro, el sultán otomano escribió en efecto a los Reyes Católicos españoles en 1492 para decirle que cometía un gran error al expulsarlos de España, y que él los recibiría con gusto en su Imperio. Sólo que el libro, se centra en las penurias aquí y allá, pero en absoluto en las prebendas.
El autor olvida u omite resaltar que los judíos progresaron y tuvieron entrada a Europa gracias a su entrada a la zona bajo el sultanato y su progreso con goce de libertades como nunca antes en ninguna región de Europa.
Olvida también que Israel es la construcción plástica de Inglaterra + israelies influyentes. Los judíos eran los apestados de Europa no sólo en Alemania, en toda Europa incluida Inglaterra. Los Británicos no los querían tampoco en la Palestina de su mandado, y los árabes en un inicio tampoco se oponían porque no tenían nada contra otra tribu semita (históricamente árabes y judíos son parientes pues) y porque su proyecto incluía el apoyo también británico para formar la Gran Siria.
Para dejar de hacer corajes, baste con decir que es un libro pobre en estructura también. Obra literaria seguramente no lo es, queda como una historia, como muchas, que claro, puede resultar interesante, como todas nuestras vidas en circunstancias excepcionales, pero que se cuenta de manera parcial, aletargada, y dando muchos, muchos, muchos rodeos.
Barf… Éste libro se puede descargar gratis de Scribd ¡no lo compren!
El Talmud de Viena de G.H. Guarch
NiMo de vacaciones 